La importancia de la vestimenta en la montería

Todos los humanos analizamos y valoramos las cosas de la vida, principalmente en dos características:

  1. La capacidad de hacer bien lo que se espera que hagamos bien.
  2. La belleza con la que ejecutamos esa acción, la estética.

Así pues, en los monteros se evalúa por un lado la categoría de cazador: que sepa interpretar el campo y valorar el día de caza, que aproveche bien un puesto,… Y, por otro, la imagen que proyecte mientras lo hace, a través de sus modales, pero también su forma de vestir.

En la caza, hay que contar con una vestimenta adecuada, es decir, que sea funcional y que tenga una armonía, en la forma y colores. Y es que, la belleza en la puesta de escena hace que esta sea más grande.

No es lo mismo ver a monteros, con sus ropas de montería tradicionales, que verlos en vestidos de camuflaje tipo Rambo.

Para fomentar la práctica cinegética en el país, hay que mostrar una impecable imagen del cazador, con atuendos cómodos, pero también bonitos, acompañado de perros en buen estado, que transmitan una buena impresión.

Una cosa no es más importante que la otra, tienen que ir de la mano: hacer la cosas bien y presentarlas adecuadamente. Cuidemos nuestras costumbres: las ropas de campo, en tonos verdes y marrones, accesorios que ayuden, y por seguridad, elementos visuales o reflectantes.

Si queremos cambiar la imagen del cazador, empecemos con nuestra propia imagen externa.

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